domingo, 7 de marzo de 2010

Fachebook Corporation


Mira tú por donde, que quería hoy yo hablar un poco (bueno, un poco…) del Facebook.
Se me ha metido entre los cuernos.
¡Qué cosa más tonta el Facebook!
Pues ahí donde lo veis, rondará ya los 500 millones de usuarios en todo el mundo.
500 millones de corderillos, entre los que se cuenta un servidor.
No es pues un tema de esos sobre los que, como otras veces, pueda pasar de puntillas y con grandes rodeos. Esta vez soy consciente de que voy a herir sensibilidades. Muchas sensibilidades.
Pues bien, deseoso de comenzar llamándole a las cosas por su nombre, sucede por contra que hasta ahora no me he tropezado todavía con una definición del Facebook que me convenza – la de la Wikipedia me parece demasiado insulsa - de manera que he optado por elaborar una artesanalmente.
Facebook: Diálogo de besugos monodireccional para neuronas ociosas.
No me negaréis que, si acaso no en demasía descriptiva, sí es en cambio, cuando menos, mucho más rimbombante.
Pero ¿Qué es en realidad esta web de redes sociales, que ha conseguido atrapar y almacenar en sus cámaras frigoríficas a tantas y tan diferentes especies de humanos, midiéndose sus capturas por toneladas?
Yo, me lo vais a permitir, barajo varias teorías. Todas ellas, si bien, marcadas por un denominador común, el anhelo omnipresente de satisfacer “el ansia de afectos”.
Teorías, o postulados, que iremos abordando de uno en uno, para una mejor comprensión de sus muchas y muy variopintas implicaciones.

Primero. El deseo de acumular amistades como provisión para tiempos de escasez (el que tiene un amigo, tiene un tesoro), y convertir el propio perfil de usuario, por más que sólo sea de manera virtual, en el Fort Knox del buen rollito.

Segundo. Estar al día de todos los chismes relativos a familiares, conocidos y demás personal de a pie. No es sencillo, pues por lo general uno sólo menciona aquello que considera que puede optimizar su imagen “living Las Vegas”, pero no obstante, las formas revelan mucho más de lo que la gente se imagina acerca de su estado de ánimo, y sobre todo, de sus expectativas vitales. De hecho, esa es una información muy útil, que alegremente se regala a los cerebros grises de la mercadotecnia cibernética.

Tercero. Reabrir viejas heridas del pasado.
De hecho Facebook, constituye una gran segunda oportunidad para que, la gente que trata de reencontrarse con esa niña o niño que le gustaba de pequeño/a, se tope de buena mañana con que está casado/a, tiene hijos, una hipoteca, y vive en las quimbambas, o que, aún peor, se ha quedado para vestir santos. Vamos, hablando en plata, que era la más guapa (o guapo) del colegio, pero que los años le han caído encima como losas, y solo está esperando, como una mina antipersona, a que alguien le ponga la pierna encima para saltar con él (o ella) en pedazos.
Seré sincero, Facebook me produjo repugnancia desde el primer día en que puse mis pies en él, pero creé mi perfil, porque como bien dice Suntz-Zu, en “El arte de la guerra”, a los amigos hay que mantenerlos siempre bien cerca, pero a los enemigos todavía más.
Por otra parte, yo también tengo un nódulo activo (y para mi desgracia inoperable) de borreguismo, alojado en algún rincón remoto y baldío del cerebro.
De hecho suelo visitar el susodicho portal con bastante frecuencia, y siempre que lo hago, la misma pregunta acude presta a mi mente: ¿Y qué me importa a mi lo que le gusta a Zutanito, o a Perenganito, a quienes conocí de refilón en mi época de cazador-recolector, y que ahora me cuentan su vida a modo de revista “superpop”?
Además un porcentaje significativo de mis contactos son familiares, pertenecientes mayoritariamente, eso sí, a las sensibilidades del espectro político más escoradas hacia el tardofranquismo (ignoro aún si se trata de alguna clase de conjura o plan deliberado).
Pero supongamos que mañana me fugara con una orca asesina del acuario en plan “Liberad a Willy”… Y que les sirviera el chismorreo en bandeja de plata, ¿Opinarían? ¿Les gustaría mi estado? ¿Me darían un toque?
Incluyamos pues al hilo de esta reflexión un último, pero no por ello de menor importancia, apartado.

Cuarto. Ligar.
El que no haya tratado nunca de utilizar el ordenador, y más en concreto su conexión a Internet, como vehículo propagandístico de sus pulsiones erótico-festivas, que tire la primera piedra.
En este punto, como no, hay voces discrepantes. Unos lo consideran una pérdida de tiempo sin aliciente alguno, algo así como ver los toros desde la barrera, y otros lo contemplan sin embargo como el último clavo ardiendo al que agarrarse, el cual dicho sea de paso, tiene la nada desdeñable virtud de ser un clavo que no quema, e incluso en absoluto caliente.
Afortunadamente, todo el mundo es libre de optar por una o por otra de las posturas, y de hacer sus escarceos online, bajo su sola y exclusiva responsabilidad.
Allá pues cada cual con sus aficiones solitarias.
No en vano, como dice el refrán, el que busca, encuentra. Y, por lo mismo, ya se sabe que donde menos se espera, salta la liebre.

Y entre pitos y flautas, casi hemos destripado al “fachebook” de marras.
¿Qué para qué sirve? Dejémoslo en un entretenimiento más. Como visitar y participar en cualquier otro foro de Internet, pero en el que uno siempre está expuesto a la mirada crítica, sin ir más lejos, de quienes mejor le conocen, y, en menor medida tal vez, a fantasmas orwellianos de esos que tanto le rejuvenecen el ánimo, cual vampiro incapaz ya de verse reflejado en las miradas ajenas, y más pendientes de las intimidades del prójimo, a gentes de la prosopopeya de Mercedes Milá.
Resumiendo, que el fachebook tiene lo suyo de engañabobos.
Posiblemente se podrá considerar una habitación con vistas al infantilismo de propios y extraños, e incluso la hoja parroquial en la que se detallan los pormenores de innumerables adolescencias cicatrizadas en falso, convertidas, de la noche a la mañana, en ectoplasmas que purgan sus penas por los áridos páramos del ciberespacio, pero, sinceramente, encuentro bastante difícil el que, como gran foro de intercambios personales, puede dar mucho más de sí.
Nada de lucrativas oportunidades, redadas de cazatalentos, ni repentinos saltos a la fama.
Mal que le pese a alguno, los brindis al sol de tus allegados, tecleados entre bostezo y bostezo, no salvarán los balances trimestrales de la firma de modelos Acme, ni las cuentas de resultados de la Tyrrel corporation (“más humanos que los humanos”).
Y desde luego, tampoco va ningún genio de la informática, ningún hacker a sueldo de la CIA, o del FBI, a robarnos el alma contenida en los videos ni en las fotos que “posteamos”, como inocentemente creería un guerrero masai, o un aborigen micronesio del siglo pasado.
Aparte del hecho de que ya resuenan voces apocalípticas que anuncian la llegada del fin de esta, su época, y con ella la condenación de aquellas almas viciosas, henchidas de vanidad, que no fueron capaces de resistirse a los cantos de sirena del autobombo.
Pero nada nuevo hay bajo el sol. Nos hallamos, de hecho, una vez más ante la eterna teoría de la discoteca de moda.
Esa que es frecuentada al principio por la gente más “cool” y “fashion”, pero que en cuanto que se corre la voz, y prende el ancestral boca a boca, se ve abocada a una lenta y terrible enajenación.
Digamos que es entonces cuando las hordas del paisanaje acuden en masa, y acto seguido acontece la catástrofe, el fuego de la sabana, con la subsiguiente desbandada de depredadores y presas.
Lo que en la jerga del negocio más comúnmente se denomina como morir de éxito.

Pues nada, y con esto y un bizcocho… Creo yo que ya está todo dicho.
Espero no haber faltado el respeto a nadie, y menos que a nadie, a mí mismo… Que con la venia del respetable, seguiré tomando parte en esa charlotada.

11 comentarios:

Genín dijo...

jajajaja Yo, que como tantos estoy registrado en el "Feisbuc" desde sus inicios por insistencia de mis amig@s bloguer@s, nunca le encontré la "gracia", salvo el innegable valor para encontrar gente.
Yo no sabia que tenia seis hermanos hasta que una hermana pequeña desde Bruselas, me encontró en el Feisbuc, así que por ese lado le estoy agradecido al invento, pero confieso que nunca entro y sigo sin verle la gracia.
Salud

Anónimo dijo...

Hola!!

Ah esto del facebook no deja nada bueno

yo hice mi perfil pero no me agrado y mejor lo cancele jiji

pero pues mucha gente lo tiene y se le hace vicio

:S

Merce dijo...

yo al facebook, le llamo el "patio de vecinos" porque todos estamos enterados de todo lo que hacen los demás, incluso lo que hacemos nosotros mismos lo ponemos por si acaso se nos olvida...

Y sí, yo también estoy en facebook.

Merce dijo...

Y cómo se te encuentra en el fisbu?

Alvaro en OZ dijo...

Bueno, yo uso bastante el Facebok, principalmente porque todo el mundo lo tiene y te recuerda los cumpleaños, lo cual es importante para alguien a olvida su propio cumpleaños. Además, me sirvió para conectarme con familiares y amigos cuando anduve lejos y mantenerlos informados. Y ahora junto a algunos amigos creamos un grupo donde informamos de actividades de ayuda a los damnificados por el terremoto. Y claro, está la cosa voyeur que satisfacer, pero cada vez menos de mi parte.
Saludos !!

Insisto... dijo...

Pues no me ha faltado el respeto.La idea es saber a que entra uno al facebook...yo por mi parte a husmear a las amigas,crear lazos con familares de infancia...o sea arta pérdida de tiempo,pero como soy bastante ociosa dispongo de mucha tolerancia hacía mi ;)


cariñusssss,toy bien,mi Chile muy abajo,pero ya saldremos arriba,somos un país con un corazón grande y sé que saldremos de esta.
Mas cariñusss!

Eva dijo...

Muy muy bueno... pero quién no está en el face? La curiosidad, a veces...
Salut!!!

Anabel dijo...

Me uno al grupo "me gusta food and Drugs"...desde ahora mismo!

Un saludito, que hacia un siglo que no entraba!

Miguel Baquero dijo...

Yo me apunté al facebook, porque todo el mundo me hablaba de sus presuntas bondades, y la verdad es que no le he encontrado mucha gracia, y ya asi no paseo por allí. De vez en cuando me llega una solicitud de alguien que quiere ser mi amigo, y yo no puedo decirle que no a una petición como esa, pero, por lo demás...

NoSurrender dijo...

la verdad es que yo tampoco comprendo el éxito de algo como Facebook (aunque también tengo mi cuenta). Se trata de un sitio que verán todos tus conocidos a la vez, cuando la vida de cada uno necesita ser parcelada, por definición.

Quiero decir, si yo pongo en mi estado "hoy paso de ir a trabajar, me voy a inventar que estoy enfermo" lo va a ver mi jefe, por ejemplo. Y la vida laboral, o la sentimental, o la de los amigos del colegio dberían ser mundos separados, y no compartidos con el mismo mensaje

Fiebre dijo...

Necesitaría un mail o algo tuyo para redirigirte a un sitio internaútico...pero como eres tan celoso de tu intimidad, si no hay respuesta lo descartaré.
Lo de "abducirte" y tal.

En cuanto a esta entrada, ya sabes mi tónica: Cuando la lea con detenimiento y con capacidad de comentar, lo haré.

Hoy me voy a la piltra, que ando perjudicá.