jueves, 29 de octubre de 2015

Telelecomunicaciones





El corazón tiene razones que la razón no entiende, pero dialogando al menos se puede entrever un mínimo de voluntad de acercamiento entre ambas partes.
El problema es cuando entran en liza las hormonas. Las hormonas son anti-sistema por naturaleza. Dales la mano y te cogerán el brazo.
Cuando estas entran al debate, se acabaron las buenas palabras. Y que no huelan el más mínimo resquicio de debilidad, porque son como las pirañas. Su afán por ponerlo todo patas arriba es proverbial.
Y lo peor es que cuando al fin, tras largos años de aprendizaje cree uno tener las suyas domesticadas y bajo control, se topa con las de sus queridos retoños, en efervescencia. La “posesión” pasando de padres a hijos cual herencia envenenada.
Es un ciclo que se retroalimenta, y lo que es peor, a cuatro carrillos.

lunes, 12 de octubre de 2015

La lucha por la Ciber-vivencia





Ahora ya no, con la invención del wi-fi y los smartphones, pero hubo un tiempo en que la conexión del hogar a Internet estaba tan disputada como los vados de cruzar, o las orillas de abrevar, del Serengueti.
Ñus, cebras, cocodrilos, etcétera, esperando su turno, acechando en la sombra, en busca de una oportunidad de tener acceso al “alimento”. Unos pendientes de los otros. Todos ellos viviendo a expensas de lo que deparare el momento.

Víctimas y verdugos bajo la ley, imperiosa ley, de los instintos (aún cuando virtuales).

miércoles, 15 de julio de 2015

El león está pachucho


Algo pasa con el león.
Ha perdido el apetito, duerme mal, padece estreñimiento, consecuentemente y por añadidura, hemorroides… No está a lo que hay que estar.
Es obvio de que no atraviesa por su mejor momento. Y eso es algo que a la sabana no se le pasa inadvertido. Él, no es un cualquiera. Es el rey, el “Juancar”, el “Pelé”, el “Elvis” de las bestias.
Desde luego que para presas y demás depredadores en liza, esto supone un nada despreciable respiro. Pero como que la situación se prolonga ya un poco… Y, seamos sinceros, esto tampoco es lo que queremos.
Habíamos oído hablar de los tres tristes tigres… ¿Pero el león? El león, no. El león es otra cosa. Un león que se precie no puede caer en estas historias ratoneras.
Será una fiera implacable, un asesino despiadado, pero también es el mayor dinamizador social de la cadena trófica. Sin él en la cúspide, guardando y haciendo guardar el orden y la ley natural, quien sabe, quizás a las lombrices les pudiera dar por atreverse con las jirafas. Eso, u otras aberraciones similares.
Así que, por favor, ¡que se solucione lo del león ya! Que llamen a un psicólogo, a un cura, o que le paguen una ronda en el barrio chino. Lo que sea.
Insisto, la anarquía en la sabana es una insensatez supina.

No es broma. Nos sale muy caro, en metraje de documental sobre el reino salvaje, cada minuto de león agilipollado.

lunes, 22 de junio de 2015

Votellón



De pronto parece como si - ¡Oh milagro! - la juventud se hubiera interesado por fin por la política.
Y el resultado es que ahora la democracia se parece horrores al botellón. Todo es mezclar y saborear, probando como combinan estos licores con aquellos refrescos. ¡Que no falte dónde elegir! Y así hasta dar con el mejunje favorito que más nos coloque y menos resaca nos acarree.
De momento la cosa funciona, luego ya se verá.

Y mientras tanto, todos los fines de semana, jornada de reflexión.

domingo, 5 de abril de 2015

La suerte lo es todo



La suerte de unos es la desgracia de otros. Por ello es caprichosa, por ello es equidistante, por ello es esquiva y de carácter voluble. No quiere ni oír palabra de compromisos, y le aterran los vínculos demasiado estrechos, con cargas emocionales y afectivas, y criaturas de por medio.
Su gran pecado es que pretende agradar a todos, y con ello, a ninguno satisface.
En el fondo va a resultar que tiene buen corazón, que será por eso que todo el mundo la adora, y en su fuero interno todo vertebrado e invertebrado, todo bicho viviente, la anhela y ambiciona como compañera eterna e inseparable, sucumbiendo una y otra vez a sus guiños lastimeros.
Pero es mal negocio regalar dispensas y perdones a quien no se responsabiliza ante nada ni ante nadie.
Mal asunto encariñarse de su risa contagiosa, de su pasado turbulento, de su estilo de vida nómada e independiente, de su talento natural para la improvisación...
Mal asunto querer confiar en ella, que es entonces cuando más disfruta con sus desplantes, sus vaivenes y sus números fríos.
Ella es la estrella, y los demás somos su público entregado. Aún cuanto más nos esforcemos por no seguirle el juego.
Desengáñate. Tú seguirás durmiendo, con un ojo cerrado y el otro abierto, toda tu vida, pero ella lo hará siempre a pierna suelta.
Cuando la moneda vuela por el aire, no es de Dios, ni es del César. Caras y cruces de este mundo y el que espera, las pertenencias todas de quien fuere, en suspenso y de su mano.

No se le de más vueltas... Ella es quien reparte.


domingo, 8 de febrero de 2015

La fibra sensible


Sí, no me miréis así. De no ser por cosas como el balompié, las nuestras serían unas vidas completamente intrascendentes y carentes de emociones.
Para que luego digan que si los sueldos del delantero tal, o el centrocampista cual, son desorbitados…
Cierto es que no curan el cáncer, pero es que todo en esta vida se reduce a una cuestión de prioridades.
De hecho, que nadie dude de que si se pusieran a ello - si realmente de eso fuera el juego - lo conseguirían. Vamos, que si todo el dinero, recursos e investigación que se dedica a curar las lesiones deportivas, se destinase a la medicina de verdad, otro gallo cantaría.
Pero entonces el mundo sería mucho más soso y aburrido.
Seamos realistas, un científico nunca será capaz de poner en pie a todo un estadio, de provocar un estallido de felicidad global y transfronterizo, retransmitido a las cuatro esquinas del planeta vía satélite. Sus únicos espectadores son las propias ratas del laboratorio, y la verdad sea dicha, nunca acaban satisfechas con el espectáculo. Vive el cielo que no.
Francamente, si yo fuera una pobre rata en el trance de diñarla en uno de esos escalofriantes experimentos a los que las someten, y, repentinamente, me dieran la oportunidad de cambiar mi vida por la de un futbolista de primera división, podéis estar seguros de que no necesitaría disponer de un sofisticado sistema nervioso central, abundante en materia gris y circunvoluciones, para instantáneamente tomar la decisión acertada.

Pisaría con mi peluda patita la palanquita de OK, y a vivir, que son dos días.

domingo, 11 de enero de 2015

Je suis Charlie




Me recuerda un poco a una de aquellas pegatinas “Jesus saves” que circulan en los guardabarros de los coches por algunos de los estados más rednecks, más ultramontanos, de los EE.UU., pero en la práctica, nada que ver.
Este es ahora mismo el mayor símbolo mundial contra la intolerancia religiosa, la más cafre de las intolerancias, y por tanto debe ser enarbolado a los cuatro vientos.
A ver si así, esa chusma paranoica, traficante de dogmas huraños y sanguinarios, que anhela enfermizamente el hacer pasar a Europa por el aro de una segunda inquisición, se entera de una vez por todas de que no conseguirán aterrorizarnos nunca, y de que aquí, a los cerdos, nos los comemos con patatas.

Y aunque el humor que en este blog se gasta es plano e infantilizado, ni provocador, ni picante, ni políticamente deslenguado, que quede bien claro que ante la sinrazón Food and Drugs est aussi Charlie Hebdo.

sábado, 3 de enero de 2015

Roedores corredores


Llega Enero y una vez más, hay que cambiar el año viejo, a pesar de estar todavía en bastante buen estado, por uno nuevo.
Yo esto, para qué nos vamos a engañar, nunca lo he entendido muy bien.
Ya sé que se supone que lo que debería hacer es, como todo el mundo, ponerme a derrochar felicitaciones y buenos propósitos para con el ilusionante periodo que empieza, pero es que yo, qué le vamos a hacer, soy de naturaleza pesimista.
El otro día oí decir no sé donde, y a no sé quien, que la vida era una carrera de ratas, y, fijate tú, se me quedó grabado.
Por eso he estado pensando que ya desde niños deberían educarnos para ello, y de alguna manera concienciarnos para lo que nos espera.
De hecho he ideado una serie de dibujos animados, los “Roedores corredores”, que cumpliría perfectamente la función de a la vez entretener y educar en esa dirección.
La única pega es que probablemente no se emita en el 2015. Ni tampoco muy probablemente en el 2016.

Lo dicho, sale más a cuenta no hacerse demasiadas ilusiones, y salir corriendo a toda prisa tras el taquito de gruyere. Básicamente para no tener que conformarse con los agujeros.